domingo, marzo 19, 2006

En recuerdo de Carlos Sáez (1953-2006)

El pasado jueves 16 de marzo se celebraba en Madrid el centenario del nacimiento del escritor Francisco Ayala, un hecho que a nadie sorprende, dada la trascendencia de la obra y personalidad del homenajeado, si no fuera por el atrevimiento del granadino por asistir, en primera fila, a dicho homenaje. Ese mismo día, en Alcalá de Henares (Madrid), fallecía Carlos Sáez Sánchez, Catedrático de Ciencias y Técnicas y Historiográficas de la Universidad de Alcalá. Desde hace casi dos años, cuando se le diagnosticó esa terrible enfermedad que nadie se atreve a mencionar por su nombre, luchó contra ella con todas sus fuerzas, pero finalmente el esfuerzo fue en vano. A diferencia de Ayala, a quien el destino le ha brindado la extraordinaria posibilidad de mirar hacia atrás con la perspectiva que ofrece un siglo de existencia, Carlos Sáez ha fallecido cuando apenas acababa de superar los cincuenta años y sólo habían transcurrido ocho desde que obtuviera la Cátedra de Universidad. Sin duda, una muerte demasiado temprana, que cercena una trayectoria docente e investigadora cuando ésta se encontraba en su plenitud, así como una vida familiar que le llenaba totalmente.
Carlos Sáez deja tras de sí una densa producción bibliográfica, parte de la cual puede consultarse en la utilísima base de datos DIALNET, pero no menos importante es la labor que desarrolló en la Universidad de Alcalá, en la que desempeñó la docencia en Paleografía y Diplomática desde su creación en 1978. En efecto, Carlos Sáez logró consolidar el área de Ciencias y Técnicas Historiográficas en aquella universidad y formó a sucesivas promociones de estudiantes en materias como la Paleografía, Diplomática y Codicología. Algunos de sus alumnos más brillantes, a los que dirigió sus tesis doctorales, hoy forman parte del claustro de profesores de la Universidad de Alcalá y desarrollana una activa producción cientifica, con un reconocimiento que trasciende las fronteras de nuestro país.
No es este ni el lugar ni el momento para glosar su contribución a la Paleografía y Diplomática en España, porque otros mejor que yo están llamados a hacerlo en breve, pero el profundo pesar que me conmueve desde hace días no me ha permitido escribir sobre otra cosa. Creo, además, que un espacio como este blog es un lugar apropiado para lamentar la pérdida de un profesor universitario que, con gran clarividencia, siempre supo reconocer el potencial que Internet y las nuevas tecnologías ofrecen a los historiadores. Y es que, además de dirigir y editar, desde 1994 la revista Signo. Historia de la Cultura Escrita, en cuyas páginas se han publicado un buen número de artículos que han ayudado a dinamizar la investigación en estas materias, o además de impulsar los congresos internacionales de Historia de la cultura escrita (cuya octava edición se celebró en julio de 2005), Carlos Sáez puso en marcha proyectos pioneros como Regestalia, en cuya página web se proponía editar los regestos de los diplomas altomedievales de los reinos norteños peninsulares entre los años 711 y 1065. La fatalidad del destino impidió que pudiera culminar éste y otros proyectos que tenía en curso.
Sit tibi terra leuis

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde el ámbito de los archivos españoles se siente también la pérdida de Carlos Sáez. Además, de su reconocida labor universitaria, Carlos potenció mucho las nuevas expectativas que tenía el mundo de los archivos de cara a la investigación documental en nuestro país. Buena prueba son sus últimos trabajos, uno de ellos ya póstumo aparecerá en una revista argentina, sobre los cartularios hispanos y los sistemas de organización y conservación de los documentos en la España medieval.

Como digno hijo, Carlos ha querido siempre continuar esta línea de investigación, valorada especialmente por su padre, Emilio Sáez, de quien aprendió el valor de los archivos para la investigación científica.

Son muchos los archiveros que recordarán siempre a Carlos como profesor y como amigo.

Nostre care amice, bene valete.

Alfonso Sánchez Mairena
Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos

Anónimo dijo...

Desde hace varios años escuché y leí la producción académica de Carlos Sáez. El año pasado le escribí una amable carta, más por compromiso que por verdadera intención, ya que quería contactar a su equipo de investigación, pues él me resultaba demasiado olímpico para alcanzarlo.

Le decía de lo poco desarrollados que estaban los estudios de Paleografía y Diplomática en mi país, de las pocas cátedras que existían y le contaba acerca de un pequeño emprendimiento que estaba coordinando: un "dossier" en una prestigiosa revista científica en Argentina.

Sin saber quien era yo, sin preguntar más detalles gustosamente me envió su colaboración vía internet y se ofreció en todo lo que pudiera ayudar.

No volvimos a mantener correspondencia y la revista por esas circunstancias del Destino se retrasó un poco en salir. Como era julio, pleno verano en el Hemisferio Norte, pensé no escribirle, pues lo imaginé de vacaciones.

Desde fines de agosto le he escrito varios correos electrónicos, tratando de confirmar su dirección postal para enviarle la revista argentina en donde ha publicado. Tal vez los lea ahora desde otra Parte.

La insistencia me llevó a los teléfonos y nada, hasta el correo electrónico del departamento universitario donde me informaron de su deceso. ¡Gran pesar!

¿Lo conocí personalmente?, no. ¿Pero ello fue necesario?, no.
No siempre hace falta la presencia física para conocer a alguien.

Teniendo lugares de sobra para publicar, eligió enviar un trabajo original sobre el "Origen y función de los cartularios hispanos" a nuestro humilde ANUARIO 5 del Centro de Estudios Históricos "Prof. Carlos S. A. Segreti".

Teniendo lugares de más lustre para abrevar las juveniles ansias de su alma, eligió esta pobre Córdoba de la Nueva Andalucía en Argentina.

Teniendo Profesores de mucha más sapiencia a quienes responder, escribió a este ignaro profesor de los confines imperiales.

Nunca olvidaré, a pesar de la corta correspondencia, su predisposición para colaborar, su altura intelectual expresada en su producción científica, su hidalguía en el trato igualitario, cuando a las anchas yo estaba en inferiores condiciones académicas e intelectuales.

No sé si profesaba alguna religión, pero sí creía desde su sutil pluma en la Trascendencia. Por eso Te pido que le concedas el dulce refrigerio en el país donde no existen lágrimas. Hazle beber la fuente del reposo, de donde manan las eternas aguas.

Silvano G. A. Benito Moya
Profesor de Paleografía y Diplomática
Universida Católica de Córdoba
(Argentina)

Anónimo dijo...

Desde hace varios años escuché y leí la producción académica de Carlos Sáez. El año pasado le escribí una amable carta, más por compromiso que por verdadera intención, ya que quería contactar a su equipo de investigación, pues él me resultaba demasiado olímpico para alcanzarlo.

Le decía de lo poco desarrollados que estaban los estudios de Paleografía y Diplomática en mi país, de las pocas cátedras que existían y le contaba acerca de un pequeño emprendimiento que estaba coordinando: un "dossier" en una prestigiosa revista científica en Argentina.

Sin saber quien era yo, sin preguntar más detalles gustosamente me envió su colaboración vía internet y se ofreció en todo lo que pudiera ayudar.

No volvimos a mantener correspondencia y la revista por esas circunstancias del Destino se retrasó un poco en salir. Como era julio, pleno verano en el Hemisferio Norte, pensé no escribirle, pues lo imaginé de vacaciones.

Desde fines de agosto le he escrito varios correos electrónicos, tratando de confirmar su dirección postal para enviarle la revista argentina en donde ha publicado. Tal vez los lea ahora desde otra Parte.

La insistencia me llevó a los teléfonos y nada, hasta el correo electrónico del departamento universitario donde me informaron de su deceso. ¡Gran pesar!

¿Lo conocí personalmente?, no. ¿Pero ello fue necesario?, no.
No siempre hace falta la presencia física para conocer a alguien.

Teniendo lugares de sobra para publicar, eligió enviar un trabajo original sobre el "Origen y función de los cartularios hispanos" a nuestro humilde ANUARIO 5 del Centro de Estudios Históricos "Prof. Carlos S. A. Segreti".

Teniendo lugares de más lustre para abrevar las juveniles ansias de su alma, eligió esta pobre Córdoba de la Nueva Andalucía en Argentina.

Teniendo Profesores de mucha más sapiencia a quienes responder, escribió a este ignaro profesor de los confines imperiales.

Nunca olvidaré, a pesar de la corta correspondencia, su predisposición para colaborar, su altura intelectual expresada en su producción científica, su hidalguía en el trato igualitario, cuando a las anchas yo estaba en inferiores condiciones académicas e intelectuales.

No sé si profesaba alguna religión, pero sí creía desde su sutil pluma en la Trascendencia. Por eso Te pido que le concedas el dulce refrigerio en el país donde no existen lágrimas. Hazle beber la fuente del reposo, de donde manan las eternas aguas.

Silvano G. A. Benito Moya
Profesor de Paleografía y Diplomática
Universidad Católica de Córdoba
(Argentina)

Manuel Ramírez Sánchez dijo...

Me alegra saber que esta nota mía sigue siendo leída por colegas y amigos de Carlos Sáez. A Carlos se le sigue echando mucho de menos, en el plano profesional y académico, pero también en el plano humano. Personas como él son auténticas "rarae aves" en el universo académico, donde abunda tanto catedrático sin producción científica y tanto maestro sin discípulos que se consideren como tales.
Dices bien, Silvano, Carlos era un hombre accesible, con lo que se cumple la máxima de que los más sabios suelen ser también los más sencillos.
En la Universidad de Alcalá se está preparando un libro como homenaje de sus discípulos, amigos y colegas. Lo comento por si desde Argentina quieren colaborar con algún trabajo o si desean sumarse a la tabula gratulatoria.

Anónimo dijo...

Muchas gracias Suetonio por la invitación. Lo mío no es falsa modestia, sino la verdadera. Sostuve muy corta correspondecia con Don Carlos y creo que ese in memoriam debe ser para aquellos que lo frecuentaron y bebieron de su sapiencia; este joven e ignorante profesor que escribe apenas lo conoció. Muy bueno tu blog... me sirve para mantenerme actualizado en varias cosas académicas también, sobre todo para los docentes argentinos que comprar un libro en Europa, es la mitad del sueldo jejeje.
Silvano